Es agua – o en lenguaje médico “edema”. Se acumula en los tejidos de toda la cabeza, porque dormimos acostados y la gravedad ya no drena los líquidos (sangre, linfa, líquidos intersticiales) hacia abajo. Por la misma razón tenemos a veces la voz algo ronca, por el edema de la laringe.
¿Y por qué antes no me pasaba?
El agua se acumula difícilmente en el caso de una persona con un tejido conectivo firme, denso y elástico, y con una función renal perfecta, por lo que, si le pasara a una persona joven, se tiene que descartar alguna alteración renal o cardiovascular, alergias locales, etc. Con la edad sin embargo es normal cierta pérdida de cualidades mecánicas de los tejidos y un funcionamiento menos perfecto de la perfusión renal, lo que nos hace propensos a acumular agua si se dan condiciones como los del decúbito (estar tumbado).
¿Y qué hago?
-Puedes intentar dormir con más de una almohada, aunque controlar la posición toda la noche es imposible.
-Comer con menos sal hace que el cuerpo retenga menos agua.
-Colocarse una mascarilla fría (de las de gel que se guardan en la nevera) es una buena idea, puede ayudar.
-Masajear suavemente la zona también, porque moviliza los líquidos que van poco a poco drenando por sus vías naturales (venas, linfáticos).
-Muy efectivo: esperar 2-3 horas antes de mirarse en el espejo 😉
-Cuidado con las cremas para hemorroides y otras por el estilo – no están pensadas para los ojos, y el contacto con la conjuntiva es dañino.
Si las bolsas se vuelven permanentes y molestas estéticamente, un cirujano oculoplástico puede solucionar el problema.